Desde el campo: Déjalo ir

Durante las próximas semanas, compartiremos historias de conexión con la naturaleza desde el campo. Hemos pedido a nuestro personal que comparta las historias que actualmente tienen en su mente y en su corazón.
Hoy compartimos una hermosa historia de uno de nuestros empleados sobre el programa Bridge to Nature, que atiende a los estudiantes de nuestra comunidad procedentes de familias con bajos ingresos y se reúne con ellos donde ya están, en los sitios de nuestras organizaciones asociadas y en las escuelas locales.
Salir al aire libre es una de las mejores maneras de mantener a los niños entusiasmados con el aprendizaje y de establecer su conexión con el mundo natural.
"Hay muchas formas de conectar con la naturaleza y, aunque ésta pueda parecer más inusual, su valor será reconocible para muchos.
Durante el incendio de Alisal nos dirigimos al sur, a Rincón, en busca de una mejor calidad del aire. Los mismos vientos que eran problemáticos a lo largo de la costa de Gaviota estaban impulsando conjuntos de olas enormes. Las olas se estrellaban con seguridad a 100 pies de la costa enviando rodillos espumosos más pequeños en las aguas menos profundas donde los niños estaban jugando.
Al principio, un niño cogió un gran trozo de madera a la deriva de dos metros de largo y se puso a cargarlo al estilo "hombre fuerte”, por encima de su cabeza, durante la mayor parte de las dos horas. De vez en cuando golpeaba el tronco contra la playa y gritaba desde el fondo de su vientre. Luego se ponía de pie en el oleaje en posición de fuerza y gritaba a todo pulmón a las olas. Luego recogía el tronco, lo izaba por encima de su cabeza y continuaba.
Con el tiempo, otros niños se acercaron y le ayudaron a recoger un tronco aún más grande y todos juntos lo levantaron por encima de sus cabezas mientras se sumergían hasta los tobillos en las frías olas del océano. Me pregunté cuánto más fuertes se sentían colectivamente....
Cuando observo las olas del Pacífico, a menudo pienso en la energía que se transporta a miles de kilómetros para ser liberada en nuestras costas. ¿Adónde va a parar?
Al ver a este chico gritar en el océano, no pude evitar preguntarme qué había estado cargando y lo bien que debió sentirse al soltarlo".
Foto e historia compartidas por Andrew Lindsey, Director de Programas Escolares y Personal Principal del Programa
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